Astérix y Obélix, acorralados por los romanos junto al resto de sus vecinos, se escapan de la aldea para demostrar que pueden recorrer la Galia. En cada parada del camino comprarán productos típicos con los que servir luego un banquete que demuestre que, una vez más, los galos han podido con sus enemigos.
En un nuevo intento de acabar con los irreductibles habitantes de la aldea que conocemos bien, los romanos envían un adivino que intenta sembrar el pánico entre los galos. ¿Lo conseguirán?
Astérix, Obélix y su jefe, Abraracúrcix, viajan a Bélgica para demostrarles allí a los romanos que los galos son mejores guerreros que los belgas. íSu orgullo está en juego!
En esta ocasión Astérix viajará hasta Bretaña en compañía de su inseparable Obélix para ayudar a su primo bretón, Buentórax, a defender su aldea del invasor romano.
Astérix y Obélix ayudan a un corso prisionero de los romanos a volver a su tierra para que impida que el pretor al mando de la isla robe a sus orgullosos habitantes. Nuestros famosos héroes descubrirán un mundo muy especial y, sobre todo, muy orgulloso y susceptible...
En la aldea no hay pescado y Panorámix lo necesita para hacer la poción mágica. Astérix y Obélix deciden embarcarse, pero una tormenta los aleja de la costa, tanto que acaban llegando a un lugar desconocido en el que todo es nuevo, desde la gente hasta los animales.
En esta ocasión, nuestros héroes deben liberar al druida Panorámix (el único que conoce la receta de la poción mágica que les da a los habitantes de la aldea gala su fuerza sobrehumana), que ha sido raptado por los godos.
Para que la aldea no caiga en las garras de los romanos Abraracúrcix debe retar a un combate al jefe de otro pueblo galo y vencerlo, por supuesto. Con la ayuda de la poción mágica todo parece muy fácil, pero Panorámix, el único que conoce la receta, pierde la memoria, e incluso la cordura, por culpa de Obélix...
Por una apuesta, Astérix y Obélix se ven obligados a viajar hasta Roma para conseguir el laurel de la corona de Julio César. Con él harán un asado que demostrará, una vez más, que los galos son superiores a los romanos.